Oración del día



4 de septiembre de 2022

Señor Jesús:

Deseo, en este amanecer, dialogar contigo para que me instruyas y bendigas mis acciones.

Tú, Hijo de Dios, recurrías a la oración. Al orar te comunicabas con tu Padre para sostenerte en pie y sin vacilar, emprender el día. La oración concede serenidad y confianza. Serenidad porque la presencia de Dios llena de paz el alma. Confianza porque al orar el poder de su amor se puede respirar. (Isaías 30:15).

Abrumado por el trabajo y las preocupaciones olvido que Tú eres mi Señor. Perdona mi actitud arrogante al apartarme de ti para concentrarme sólo en producir. Pero Dios le dijo: 'Necio, esta misma noche perderás la vida, y lo que tienes guardado, ¿para quién será?' (Lucas 12:20).

Al meditar tu palabra comprendo que el ideal del discípulo que sigue a Jesús es vivir liberado de la ambición presente. Es difícil administrar los bienes sin dejarme esclavizar por los encantos que el dinero proporciona. Ayúdame a vivir con los ojos puestos en lo fundamental que es la Vida Eterna. En este sentido mi libertad debe mantener sereno al corazón y no preocuparme por poseer cada día más. Para los hombres sería una persona de éxito, pero para Ti, no sería más que un necio.

Dame, Señor Jesús, la sabiduría de tu Santo Espíritu, para centrar mi vida, tomar sabias decisiones para alcanzar los ideales de tu Evangelio y dar el mejor cauce a mis energías. Permíteme vivir de manera responsable y coherente con tu llamado a la Vida Eterna.

Hoy te quiero pedir, que, si es tu voluntad, apartes de mí las preocupaciones, vacíos y desencantos que dejan las cosas y me producen vértigo. Acompáñame para no sentirme solo en la calle atiborrada de gentes y, te repito, dame sabiduría y fuerza para obrar conforme a la voluntad del Padre. Amén.

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