Oración del día
28 de septiembre de 2022
Espíritu Santo:
El evangelista nos cuenta que a la entrada
de la ciudad de Naín se encontraron dos multitudes de personas. Una seguía el
féretro del hijo único de una viuda y la otra acompañaba a Jesús. Danos
sabiduría para comprender este encuentro. La primera seguía a la muerte; la
otra, al “Autor de la vida”. (Lucas 7:14-16). Traza para nosotros, seguidores
de su Evangelio, el camino de vida plena. Las personas del cortejo fúnebre
consolaban a la madre con su presencia, pero Jesús al verla, doblegada por la
tristeza, se compadeció de ella y le dijo: “No llores”. E inmediatamente llenó
de gozo el corazón de la viuda desconsolada con el poder de su palabra: “Joven,
a ti te digo, levántate”. Y con la bondad que caracteriza a Dios devolvió el
hijo vivo a su madre.
Alabado seas Dios, uno y trino, que
escogiste para nosotros las palabras que debían ser particularmente útiles para
conducirnos a la vida eterna; palabras que expresan verdadero amor. Dios no
quiere que estemos tristes y abatidos, Él desea ser la luz de nuestro camino,
la Vida de nuestra alma.
Que en este día tengamos un encuentro
personal con el Siervo de Dios y escuchemos: “A ti te digo, levántate”. Espíritu
Santo, danos sabiduría para comprender las palabras del Evangelio de Jesús,
abre nuestros corazones a la compasión para que hagamos nuestro el dolor ajeno
y llévanos hacia el Padre mediante la práctica del verdadero amor. Amén.
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