Oración del día
6 de septiembre de 2022
Gracias, oh, Padre,
por el milagro del amanecer.
Gracias por la salud. A veces sólo la apreciamos cuando en la veloz carrera de
tantas actividades y compromisos la enfermedad nos detiene para que el dolor
nos dé sus lecciones. Recuerdo que cuando una de las acciones médicas tenía
éxito, Ambrose Paré, gran cirujano de la corte de Francia en el siglo XVI, decía
al entregar el paciente a sus familiares: “Yo sólo lo curé, pero fue Dios quien
lo restableció”. Paracelso, contemporáneo de él, también decía: “Los incrédulos
llaman a los hombres para que vengan a socorrerlos, pero los cristianos llaman
a Dios, y él les envía a alguien que les devuelve la salud, ya sea un médico o Él
mismo”. Cuando nos enfermemos agradezcamos a los médicos sus esfuerzos, pero agradezcamos
a Dios la nueva oportunidad que nos brinda. Nuestras vidas están en sus manos;
Él tiene poder para dar la vida o quitarla. (1 Samuel 2: 6). En la Biblia se
lee que cuando el rey Ezequías cayó enfermo Dios respondió a su oración a
través del profeta Isaías quien dijo: “Tomen masa de higos, y póngala sobre la
llaga, y sanará”. (Isaías 38: 1-22).
Alabemos a Dios y
agradezcamos la salud de la cual gozamos porque estar sanos es una gran riqueza
que por misericordia de Dios recibimos.
Hoy te agradecemos la vida
y te pedimos que tu Santo Espíritu nos inspire y que, como el ciego al que devolviste
la vista, escuches nuestra voz: “Señor, que veamos de nuevo.” Que nuestras
miserias pasadas salgan de nuestro cuerpo y nuestras casas para que libres te
agradezcamos y glorifiquemos llenos de salud y gozo. Te lo pedimos en nombre de
Jesús, tu Hijo amado. Amén.
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