Salgamos a buscar el néctar

Su desconocimiento de la historia humana no les facilita comprender
que fue el pueblo griego el primero en interrogarse y comenzar a obtener
respuestas para luego sistematizarlas con el fin de crear la filosofía que
inició como una desmitificación para fortalecerse como reflexión propia y útil
para sobresalir. De ahí que las familias nobles de Atenas apoyaran a los
sofistas que enseñaban a los jóvenes los secretos de la oratoria y los
preparaban para desempeñarse con eficiencia en los debates que la naciente
democracia exigía. Fue tal su importancia como maestros que Sócrates, que atacó
con vehemencia su arrogancia, porque ningún hombre es sabio, pagó con su muerte
el atrevimiento.
Pero en aquel amanecer del 399 A.C. tres ideas le dieron
inmortalidad al pensador y padre de la filosofía
occidental.
La primera es la base de la convivencia y la democracia, pues
Sócrates murió defendiendo su derecho a pensar y a expresar su concepción de la
vida y el mundo. Esa libertad de pensamiento impulsaría el avance de las
ciencias con el advenimiento de los tiempos modernos a partir de Descartes y
sería una de las tesis fundamentales de los revolucionarios
franceses.
La segunda fueron los avances griegos en todas las áreas del saber
y su hegemonía en el mundo político, que con Alejandro (alumno de Aristóteles)
los llevaría a la conformación del gran imperio donde el macedonio impuso su
lengua y cultura. Así demostró mediante el helenismo (primer intento de
globalización) que quien tiene el conocimiento tiene el
poder.
La tercera, para cerrar el triangulo base de nuestro mundo actual,
fue el derecho a interrogarnos y analizar el mundo para buscar nuevas respuestas
que impulsen el progreso y hagan del nivel de vida de la humanidad una espiral
de cambios cuantitativos inferiores hacia cualitativos superiores y donde según
los cánones hedonistas, el placer se impusiera sobre el dolor, y de ser posible
erradicarlo de la vida humana.
Pero todo lo anterior será una lección inútil si cada ser humano no
comprende que el conocimiento es un regalo que uno se da a sí mismo para coronar
la frente de sabiduría y salir triúnfate en la vida. De ahí que la palabra que
escogió Pitágoras para describir la búsqueda de la verdad, razón de ser del
hombre, fue filosofía que en su lengua natural, el griego, significa amor a la
sabiduría.
Amor que padres y maestros tienen el deber de despertar en las
nuevas generaciones y sabiduría que no puede ser nuestra si no tenemos la
humildad para reconocer que nada sabemos y que es necesario salir a buscar el
conocimiento todos los días así como la abeja diligente recorre el mundo para
extraer el néctar que las flores le ofrendan y realizar en el panal la magia de
la transformación con rico sabor de miel.
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