Las simbiosis paradójicas del lenguaje

Las relaciones familiares, y las humanas, en general, están determinadas por factores y circunstancias que bien merecen ser analizadas si queremos desarrollar mayor empatía, hacernos más competentes y aumentar la confianza personal. Sé que el tema del cual me ocuparé en estas líneas puede producir desconcierto porque algunas personas no creen que puedan existir sim­biosis paradójicas en el lenguaje cotidiano que utilizamos como vehículo en las relaciones familiares y sociales. Pero será necesario describir primero el fenómeno para luego formular una definición de él.

El término simbiosis, de origen griego, lo tomo prestado de la biología. Para recordar su significado digamos que es una forma de interacción o relación estrecha y persistente entre organismos de especies distintas. En cuanto al de paradoja es una figura literaria que los estudiosos de la materia clasifican como del pensamiento y que consiste en el empleo de conceptos que expresan contradicción.

Por esa curiosidad del intelecto humano y esa buena costumbre de intuir y valorar que aporta la filosofía a quienes a ella nos dedicamos es frecuente escuchar y ver que hay muchas parejas que muestran su incomodidad cuando el esposo o la esposa tienen dedicación, entrega y detalles para demostrar su comportamiento solícito. He visto que a algunas mujeres les molesta que el marido permanezca todo el día en casa y que les ayude en las labores del hogar cuando se halla en vacaciones y esperan con ansia inusitada que regrese pronto a trabajar.

En otros casos observo que si uno de los cónyuges es más competente que el otro en un saber específico, al principio le mira con admiración pero con el paso del tiempo le fastidia que él o ella le ense­ñe o corrija sus equivocaciones. Esta conducta repetida termina socavando en el otro la ensoñación que produjo el enamoramiento inicial y da paso a un estado de resentimiento.

Pero esto ocurre porque, allí en la intimidad del hogar, no hay ese ambiente de tolerancia y respeto que exige toda convivencia humana o también porque, la presunción se apodera del conocimiento y sin cordialidad o con ella estas prácticas de corrección se llevan a cabo frente a otras personas.

Acciones que todos calificamos de positivas, bienintenciona­das y fehacientes muestras de cariño terminan como conflictos que a la postre llevan a la separación y que más tarde los juristas llamarán incompatibilidad de caracteres.

Otro ejemplo que podemos señalar es el caso de la pareja que discute y donde un tercero se mete a mediar con la mejor buena voluntad, pero termina siendo objeto de ataques y humillaciones por los dos esposos que de la ira pasan a la solidaridad.

Las contradicciones resultan evidentes porque donde esperamos gratitud encontramos hostilidad. Hacemos una obra de caridad a alguien y a cambio recibimos el desgano y, en muchos casos, la furia y enemistad del beneficiado.

Así el amor engendra la guerra y la buena intención, el resentimiento. De estas conductas nace esa fusión contradictoria que en lugar de unirnos y llevarnos hacia climas de calidez humana nos lanza a duros antagonismos, y en algunos casos, tragedias.

Pero que la realidad no cause en nuestro corazón el desengaño. A pesar de todo conviene más buscar soluciones a este tipo de conflictos mediante la comunicación asertiva y buscar aquellos detalles que nos unen y no hacer tanto énfasis en los que nos separan.

Tema del día en http://efraguza.tripod.com/id25.html

AHORA  los libros de Efraín Gutiérrez Zambrano llegarán a su casa. Sólo escriba al correo electrónico: efraguza@gmail.com y le daremos las instrucciones para el pago y envío. Asunto: Pedido

Comentarios

Entradas populares de este blog

Oración del día

Oración del día

Oración del día