Aprenda de la naturaleza

Si un día decides ir por una carretera con el firme propósito de observar el paisaje y aprender las lecciones que la naturaleza ofrece a diario descubrirá  que todo lo que usted necesita para vivir en armonía, amar con sincero corazón y ser feliz, está dentro de su ser.

Deje que sus sentidos exploren todo lo que el mundo natural ofrece. Notará que allí no hay nada sin la intención de agradar y hacer sentir bien a quien desea extasiarse con la disposición de cuanto vive y existe. Allí la montaña le tutela y el pino gentil le ofrece sombra.

Desde la más pequeña de las plantas, la más silvestre de las flores, el árbol más corpulento, el pájaro más ágil hasta los mismos guijarros que decoran el camino, todo, absolutamente todo corresponde a un sistema cuya principal función es resaltar la vida.

Entregarse sin egoísmo al visitante es la consigna de los elementos del paisaje que allí se unen y se apoyan formando cadenas vivas. Y cuando entre en relación con ese conjunto de seres vivos e inertes se dará cuenta que usted es parte importante de la creación, pero tiene en este mundo otra finalidad.

Si deja que su razón deambule por todos estos parajes en busca de respuestas vitales, seguramente que hallará una verdad indiscutible: usted como ser humano es la conciencia del universo. Esto significa que la naturaleza le apoya y sustenta, pero como ser bioespiritual debe irradiar amor, alegría y sabiduría.

Amor que se traduce en el cuidado de todas las manifestaciones de vida y en la solidaridad humana que lo debe distinguir como ser social, gozo que nace de no ser el único llamado a contemplar las maravillas del universo, sabiduría que emerge de la comprensión de cada una de las lecciones que los elementos naturales enseñan.

Si hace este ejercicio de mirarse a sí mismo, dirigir sus preguntas a lo recóndito de su espíritu, no sólo sentirá la vitalidad interior sino también la esencia y razón de ser y estar aquí y ahora.

Se percatará, entre otras cosas, que sin amar no es posible vivir feliz. Y que todo lo que necesita para amar está dentro de usted.

Respire profundo y dese la oportunidad de contemplar con los ojos del cuerpo la belleza del paisaje y, con los del espíritu, descubra a quien amar y aumente su confianza en quien lo ama. Recuerde que no es posible amar si vive como ermitaño entregado a su egoísmo. Vera que es más placentero acumular sonrisas que cosas.

Aprenda a crecer al lado de otro. Así como los elementos de la naturaleza se apoyan para formar cadenas alimenticias, los hombres deben unirse para solucionar problemas que atañen a todos y poder palpar el gozo del bienestar colectivo.

Aprenda de la naturaleza para llegar a ser sabio, pero no deje que la soberbia le impida aceptar las enseñanzas que las personas que se cruzan en su camino le ofrecen.

Aprenda a escuchar los murmullos del agua y entenderá usted ese lenguaje cristalino y vital que invita a su preservación. Sin ella no se puede crecer y menos ir hacia el futuro.

Aprenda a caminar  en compañía de otro para que reciba amor y dé con generosidad el que usted guarda.

Seguro que este ejercicio de reflexión, si lo hace, le mostrará que usted es parte del cosmos y que cada ser humano es un universo que lo invita a valorarlo y conocerlo.                                  

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