Ámese y podrá obrar con autenticidad

Muchas personas no viven contentas con los dones y cualidades que la naturaleza les dio. Dicen que si fueran más altas sí podrían aceptarse. Se quejan de la forma de la nariz. Lamentan no tener la simpatía del vecino. Se toleran porque no tienen otra salida y de esa manera impiden que el amor por sí mismos florezca.

Hay épocas en la vida en que esta manía se acentúa y son aquellas en que las cosas no están saliendo bien. La adolescencia es la más notoria de ellas, pero cada vez que el ser humano entra en crisis comienza a mirarse en el espejo y no se ve sino sólo defectos. Esta es una forma indirecta de soportar el fracaso echándole la culpa a la naturaleza o mostrándose inconforme por no haber nacido en otro sitio o en otra familia.

Se debe aprender a descubrir  y explorar su propio mundo para hallar motivos de orgullo y felicidad que lo impulsen a luchar. No se puede decir en voz alta me amo y estar envidiando al otro porque es más simpático. Esas palabras no son las precisas y menos la actitud de hipocresía que se asume frente al pensamiento propio. Es imposible acallar la conciencia y engañarla haciéndole creer lo que no se acepta.

Entre más pronto comience a experimentar el amor por sí mismo más rápido alcanzará la magia que le dé el toque de autenticidad a su personalidad para que magnetice y atraiga buenos deseos y realizaciones.

Comience por escuchar palabras suaves y estimulantes de su propia boca. No tema enfrentar el mundo con las armas de que dispone, con los talentos y cualidades de que fue dotado. Basta de estar buscando todos los días el color más adecuado para la cabellera. Deje que su mente le diga cuál es la dirección correcta. Crea en usted para que pueda aceptar plenamente a quienes lo rodean. Haga es esfuerzo de ser feliz para que la sonrisa exprese la sinceridad del corazón y pueda estar abierto a recibir amor y simpatía de los demás. Quien no se ama es imposible que pueda amar a sus semejantes. Indispensable es hallar las fortalezas del ser que a cada quien le correspondió en las combinaciones aleatorias de los cromosomas.

No se olvide de dedicar tiempo y cuidados a sí mismo. Dése la oportunidad placentera de dialogar con su conciencia y acatar de la mejor manera su consejo. Deje que amor por si mismo caiga como rocío de la noche sobre la flor de su propio ser.

Recapacite y corrija estos errores de mostrarse inconforme con lo que usted es. Tome distancia de su pasado y júzguelo objetivamente para que pueda vislumbrar al puerta del futuro que lo llama. Seguro que esta es una manera más afortunada de manejar sus asuntos. Comprenderá que mejor es la aceptación que los lamentos infundados. No tarde en tomar la decisión de amarse a sí mismo para que experimente los cambios positivos que su vida necesita.

Crea en la ilusión generosa que la magia de la vida le regala todos los días y ejerza una influencia afectiva sobre los que lo aman. El descubrimiento espiritual más importante es comprender que el amor a sí mismo consiste en identificarse y fundirse con el ser propio para obrar libre y de manera auténtica.       

Aprenda a amar su rostro, sus ojos, esa manera particular de sonreír y esa forma parsimoniosa de caminar. Esas son las cualidades que constituyen su apariencia, el resplandor de su alma, el encanto de su personalidad. Acérquese al estanque de vida y mírese en la superficie para que aparezca toda la belleza y autenticidad de su ser. 

Por este camino de mirarse y aceptarse en plenitud, hallará el parentesco secreto que le une no sólo a la naturaleza sino a la galaxia eterna donde vive Dios.     

    

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