Cada día trae su afán y su preocupación

3 de Enero de 2013





Hay muchas personas, que al iniciar un nuevo año o dar comienzo a un proyecto  personal o colectivo prestan más atención a los astros que a sus propios talentos. Se les ve corriendo a consultar pitonisas y arúspices sobre el futuro que les espera, pero olvidan que es una buena planeación mejor que el más exigente de los augurios. No hay nadie que pueda decir que hay recetarios o fórmulas mágicas para hacer que las cosas sucedan como los hombres desean. Jamás la historia se acomoda a las simples ensoñaciones de la imaginación humana. Necesario es el trabajo duro y la feliz asociación a un momento luminoso de la mente para crear la idea y por ella trabajar hasta ver la obra terminada y la misión cumplida. 

Tener la claridad para visualizar los objetivos que señalen el punto de llegada y muestren claramente la distancia que separa el sueño de la realización. Pero para llegar al horizonte imaginado o para transitar el camino trazado es indispensable la elaboración de la estrategia que asegure el éxito del proyecto. Ahora que se tienen objetivo, estrategia y se sabe lo que será preocupación y labor diarias no falta sino la actitud y mucha constancia. Pero grave olvido sería no consultar si disponemos de los recursos necesarios para sortear los gastos que el proyecto demanda. Si no hay el dinero, debemos comunicar y convencer a alguien para que se asocie y confíe en que la inversión será muy productiva. Hombres como Colón procedieron conforme lo he descrito y llegaron a las cimas de la fama.  Sólo me resta tomar prestadas estas palabras: “Yo creo bastante en la suerte. Y he constatado que, cuanto más duro trabajo, más suerte tengo,” decía Thomas Jefferson.




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