Estos son los capítulos que prometí compartir con mis lectores. La novela Suicidio en PDF ingresó desde su lanzamiento a la lista de los textos prohibidos en Facebook por lo controversial del tema que trata. Pero gracias a quienes se han tomado el trabajo de adquirirla en Amazon y leerla.  El capítulo primero se halla en este mismo blog con fecha 29 de noviembre, día del lanzamiento de la novela a nivel mundial. Espero ver sus comentarios al final para tenerlos en cuenta.           

2

 

Toda persona es protagonista de una historia, pero no siempre quien la narra la bendice. Algunos, si es que la relatan, ante lo vergonzoso de sus vidas tienen que usar seudónimos, no por la moda impuesta por los hombres de gran estro, sino porque han fracasado en el análisis introspectivo para saber las razones de sus aciertos y equivocaciones. No falta quien maldice sus acciones y borra el brillo de sus ojos ante el fracaso en la vida para evitar la compasión ajena. Lo que para otros es motivo de gratitud, gracias al estoicismo de sus vidas, se constituye, con el pasar de los días, en la rémora que impide salir al encuentro de nuevos soles.

Es mi deseo aclarar que no soy el afortunado a quien mimaron las estrellas. Tuve la influencia directa de Bart Simpson. Bajo su sombra transité de la inocencia a la melancolía. No busques es mi vida una lección moral. Además, para ser sincero, nunca te han atraído los milagros de los eremitas.

Tampoco pretendas divulgar mi vida para señalar a otros los errores en que podrán incurrir en ese tránsito de la niñez a la vida adulta. Unos afirman que no se aprende de la experiencia ajena y otros, que es una impertinencia grotesca el pretenderlo. No faltará, en estos tiempos de esnobismo y positivismo extremos, quien sostenga que el ridículo es lo original y que la moral es una invención inútil para fustigar a la conciencia. Pero lo trágico y terrible sería renunciar en el intento a encontrar en las acciones y pensamientos de los humanos las lecciones para el sentido común que aclaren un poco los excesos de insensatez y barbarie que nos acercan al abismo.  

En mi caso, todas las noches, sin excepción alguna, ella y yo bailamos al ritmo que traza la nostalgia, al compás que produce el viento al golpear en la ventana. Ella y yo, bailamos y recorremos casonas en los espejos rotos, bailamos los ritmos que a otros molestan por ser pasados de moda. Ella me estrecha entre sus brazos y me induce a seguir su imperceptible paso. Disfrutamos la noche dialogando y bailando. Al llegar el alba se detiene, me mira, me toma entre sus brazos y pregunta:

¿Ya lo tienes decidido?

En cuanto se marcha, comienzo a pensar y a escribir.

De esta forma se originó este cuaderno de mis intimidades y pensamientos, a veces, contradictorios. La contradicción es una característica de la naturaleza racional y voluble.  Lo que leerás es un conjunto de soliloquios, no apto para machistas ni feministas y hasta puede ser interpretado como el fardo que descarga la furia del misógino. Debo aceptar que algunas ideas sobre la naturaleza femenina las aprendí al saborear sus perfumes. Tú bien sabes que la vida me rodeó de mujeres en plena adolescencia y tuve la oportunidad de probar lo que probablemente para muchos no fueron más que deseos.

Alguien, espoleado por la envidia, al leer este documento dirá que el estilo vanidoso de la pluma es testimonio de que mi alma se alaba.  

Pero nadie cuenta una historia como si se tratase de un fajo de billetes que alguien dejó en el andén. Siempre la voluntad será retada y sin un poco de esfuerzo es imposible asimilar razonamientos y vivencias que si bien uno conoce necesitan de una cabeza que guíe y ordene la caterva. Si tienes reparos a mi estilo o hallas palabras que no encajan en mis juicios no vayas a actuar como los críticos que con leer a saltos suponen los engranajes que ponen en movimiento el cuerpo de la obra literaria. 

 

3

 

 Como tú nunca conociste a mi madre, pensarás que ella debe ser digna de alabanzas. Es más, me condenarás por hablar de la mujer que prestó su ser para darme la existencia. Dirás:

––Quien es capaz de hablar de su madre con tanto veneno es un alacrán del demonio.  

 Imaginarás que fue una esposa fiel, una amante desinteresada, pero sin leer hasta el final, podrá concluir, equivocadamente, que estos escolios sobre hechos de mi vida son un recurso del artificio literario de un autor enceguecido por el deseo de la fama y que la memoria y el destino se unieron en la complicidad insospechada para entregar la evidencia como una calumnia de la más fina miel. Pero al final, quienes sigan tus pasos y lleguen hasta el último párrafo quedarán con algunos aforismos en su mente que justificarán la inversión de su tiempo. Por ahora no me juzguen y comprendan que es necesario otorgar el beneficio de la duda a un ser humano que es capaz de afirmar que las sucias moscas huirían veloces ante su presencia.

Mas no es mi propósito reunir públicos iluminando escándalos a pleno medio día. Eso lo dejo a los que bailan y cantan reguetón y champeta en plena vía pública. O a los que siguen las nimiedades de los personajes de la farándula o la política que ven en el escándalo la manera de catapultar sus perfiles hacia la fama efímera que otorga el comentario en televisión o en redes sociales. Tampoco soy un profeta del ciberespacio. Desconozco las escatologías míticas de los algoritmos.  

En honor a la verdad y con el fin de evitar galimatías y enredos lógicos debo advertir que el varón suele engañarse porque olvida que la mujer, algunas veces, forma ideas que son contrarias a la visión angelical que dejaron de ella los románticos y los amantes de baladas y boleros. En su mente, casi siempre; hay matorrales y bosques enanos que impiden que vean en Adán la razón de ser del Edén y el insondable paisaje del sentimiento que se denomina amor. Y para Adán su sello de hembra se oculta bajo los encajes del pudor.  Y son estos encajes los que le dan ese halo que invita al descubrimiento.  El deseable encaje despierta la imaginación varonil y ella lo sabe. Por eso sus vestidos manifiestan en grado evidente que la mujer es la esfinge, el enigma, el misterio que incita y enloquece. Pero algunas encierran su corazón entre muros para que nadie pueda ver las sombras que la muerte teje entre besos y risas. 

Para comprar la novela basta con ir a 

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