Los libros prohibidos

 


La escritura es la memoria de la humanidad. Y desde que tenemos memoria muchos libros han recibido la etiqueta de prohibidos. En Estados Unidos, la libertad de leer y de expresión tienen una semana (la última de septiembre) para mostrar que publicar un libro atrae grupos y personas que censuran porque lo que un autor expresa puede ser peligroso para los demás. Son libros que reciben el tratamiento de virus que deben ser bloqueados o eliminados para evitar una pandemia de polémicas y desacatos que puedan hacer tambalear las instituciones o las buenas costumbres del rebaño.

Para argumentar lo dicho observen algunos ejemplos:

Rebelión en la granja, prohibido en varios países, resulta peligroso para las élites del poder y su autor George Orwell tuvo que soportar los ataques de sus detractores.

El propio Flaubert, autor de la célebre Madame Bovary, el tribunal lo acusó de mostrar el adulterio en su novela y atentar contra la moral y las virtudes defendidas en su época.  

Fahrenheit 451 de Ray Bradbury es una curiosa mezcla de crítica y censura a la lectura que al lector lo hace sospechar de la manipulación mediática que ejercen los dueños del poder económico de donde proviene el poder político.   

El senador de Alabama, Bill Holtzclaw, en la primera década de este siglo XXI, solicitó que el libro ‘Ojos azules’, se retirara de las bibliotecas porque para el político «no tiene ningún valor ni finalidad». Su autora Toni Morrison ganó el premio Pulitzer, entre otras distinciones.

La dictadura militar Argentina incluyó en la lista de los prohibidos a Julio Cortázar y no contentos con la medida lo obligaron al exilio.

Las aventuras de Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle no pudieron circular en la URSS durante muchas décadas dizque porque promovía el ocultismo. Algunos dicen que se trató más de una prohibición sobre el autor que sobre el libro mismo.

Yo pensaba que todo esto era cosa del pasado, pero esta semana me vi obligado a borrar los contenidos de mi reciente novela, Suicidio en PDF, distribuida por Amazon.

Este hecho me llevó a escribir este aforismo que sirve de conclusión a esta breve nota sobre censura: “Se puede detener la marcha de un ejército, mas no la estela que deja la idea.”  

 

 

 

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