Nuevo año 2022
Pronto comenzaremos a contar los días de un nuevo año. Mas no me asusta
que las hojas del calendario caigan para sepultarnos sin que lo notemos porque
crecer y envejecer son algo tan natural como la aurora y el crepúsculo y ambas
son caras de la misma moneda. Mas hay días especiales en que el alma abre sus
puertas para dejar que el aire entre a ventilarla para evitar que el moho se
apodere de ella. Son los días en que los anhelos se encienden como
lámparas a medianoche y las realizaciones toman el cuerpo de montañas que
pintan el horizonte de esperanza. Entonces las palabras que musitan los
labios se acercan a los corazones que padecen hambre de ternura y sed de amor
para dejar en ellos una brisa que apacigua su violento fuego. Las horas
del último día comienzan a congelarse como árboles endémicos frente a nuestros
ojos y ante el espectáculo de la partida del viejo año sólo atinamos a sonreír
a los demás y a comer uvas llenas de verdor. Pero así somos los humanos:
indiferentes ante lo maravilloso y lo profundo.
Para romper la monotonía, detengamos nuestros pasos allá donde la
montaña permite contemplar el arroyo que balbucea y la vida que palpita tímida
ante la vastedad del infinito. Tengamos en cuenta que no es un año que se va
sino un conjunto de vivencias que a partir de hoy enriquecen la gran mar de la
historia personal y colectiva. Somos gotas de agua que se deslizan desde el
cielo para formar afluentes de humanidad y con el paso de los días, volveremos
a las nubes de donde partimos, al evaporarse nuestros sueños bajo los ardientes
soles de la soledad y la ingratitud.
Sólo las buenas acciones, y entre ellas el perdón, cambiaran los parajes
del tedio y del frío que emergen de los espíritus avaros y egoístas. Sólo las
palabras sinceras tendrán el coraje suficiente para levantar a los caídos entre
el fango y la indiferencia. Sólo los que experimentan la generosidad valoran la
lealtad del amigo y el calor del hogar. Sólo un puñado de valientes serán
capaces de llevar la nave hacia un puerto seguro y asegurar la felicidad de
todos, pero para conseguirlo deberán renunciar a su propia felicidad si quieren
ver el rostro de la gratitud humana. Espero que tú y yo nos encontremos entre
este reducido número de gladiadores que desafían los malos tiempos y respiremos
serenos las brisas del nuevo año que viene presuroso. Exploremos la
distancia de los sueños mas no el futuro, que es propio de los magnánimos soñar
en las noches y construir lo mejor de lo soñado con entusiasmo encendido y amor
entrañable.
Feliz año te deseo y no prestes atención a las carcajadas de los necios que se burlarán de nosotros al escuchar el júbilo de nuestras voces al decir: Gracias Dios mío por el año que se fue y nuevamente gracias por el nuevo que nos llama a ser felices.
Te invito a leer Alquimia del Amor, un poemario para los que aman de verdad. Amazon distribuye mis libros..
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