Oración del día
12 de enero de 2022
Amado Dios:
Gracias te damos por
este nuevo día. Perdona que hemos olvidado tus preceptos y hemos buscado el
camino del mundo. Hoy en día la pureza moral, para muchos, no tiene sentido. La
gente teme que la persona que clama a Dios vive dentro de la hipocresía. ¡Es tan
fácil hacer teatro! Tal vez tangan razón porque predicamos y no actuamos de
acuerdo con lo que pensamos y decimos. Con respecto a esto, Jesús habló
duramente contra el partido religioso de los fariseos, quienes hacían gran
énfasis en una pureza exterior, legalista: "Limpiáis lo de fuera del vaso
y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia" (Mateo
23:25).
La pureza que
reclamas, Señor y Dios nuestro es la del corazón, la de las intenciones, las
motivaciones sin ambigüedades. Entonces, ¿Cómo purificarnos interiormente? No
podemos hacerlo por nosotros mismos, pero Tú, mi Dios, sí. Sólo nos pides que
aceptemos al Señor Jesús como nuestro Salvador. (Dios dice:) os daré
un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros;
y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de
carne. Y pondré dentro de vosotros mi espíritu, y haré que andéis en mis
estatutos y que guardéis mis juicios y los pongáis por obra.
(Ezequiel 36:26) Tú purificas nuestros corazones mediante la confesión de
nuestras faltas y la fe en tu amado Hijo. (Hechos 15:9). Toda nuestra vida debe
estar de acuerdo con la pureza de tu amor. Tú deseas que tengamos un corazón
puro, un corazón que no persiga objetivos ambiguos, sino objetivos sanos, orientados
por el Evangelio, objetivos que nos acerquen al Padre eterno. Él nos da su
Espíritu para guiarnos por el camino de la santidad. ¿Con qué limpiará el joven
su camino? Con guardar tu palabra. (Salmo 119:9) Cuando leemos tu palabra y
oramos, puede haber un versículo que nos reprenda, o que cierto pensamiento se
imponga a la mente. “El limpio de manos aumentará la fuerza.” (Job 17:9)
En este nuevo
amanecer escuchemos esas sugerencias y sigamos "la santidad, sin la cual
nadie verá al Señor" (Hebreos 12:14). Amén.
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