Oración del día
Padre nuestro:
Te alabamos y bendecimos
en este nuevo día. Incierto es el futuro para el ser humano. Aunque muchas
instituciones del orden nacional e internacional hagan previsiones y cálculos según
las estadísticas ninguno puede asegurar que el día de mañana nos pertenece. Muchos
se ufanan porque de acuerdo con su prospectiva económica todo irá de maravilla.
Pero la ciencia y la tecnología humanas no pueden prever otros factores que son
imprevistos como terremotos, revoluciones, guerras, Tsunamis, sequías,
accidentes, etc. De repente la muerte sale a nuestro paso cuando no la
esperábamos. Así Dios manifiesta que es el dueño de la vida y que nosotros como
dice Job somos simples gusanos. (Job 25:6). En nuestra comodidad y soberbia no
queremos admitirlo. Así el día de hoy sea aciago decimos mañana será excelente
y todo irá mejorando con el paso del tiempo. Dios derriba la vanidad y la
soberbia humanas. “El convierte los ríos en desierto, y los manantiales de las
aguas en sequedades”. (Salmo 107:33). El profeta nos recuerda: Yo el Señor, que
lo hago todo… que hago volver atrás a los sabios, y desvanezco su sabiduría”. (Isaías
44:24-25).
Sin embargo, aunque
tengamos pesares y desgracias, Dios nos ama. Estos acontecimientos que
calificamos de malos son llamadas de Dios para que lo reconozcamos y aceptemos
que estamos de paso. Que fuimos llamados a la existencia para prepararnos y después
vivir una vida feliz en la presencia de Dios. Debemos estar siempre prevenidos porque
ninguno puede asegurar el día de mañana. Si tenemos confianza en Dios acataremos
sus palabras y seguiremos a su Hijo amado que también vino a este mundo a
morir, pero antes nos dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene
al Padre, sino por mí”. (Juan 14:16). Señor, danos sabiduría para comprender tu
santa voluntad y concédenos una muerte digna. Amén.
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