Oración del día
Padre:
Gracias por la lluvia que
refresca la mañana. Te suplico que en este nuevo día me acompañes y me inspires
la obediencia que te agrada.
Dos mundos existen.
Este material en el cual confiamos demasiado sin darnos cuenta de que en él todo
es pasajero. Su belleza nos deslumbra y confunde. Este mundo donde habito,
además, presenta muchas confrontaciones entre individuos y pueblos. Muchos
deseamos fraternizar, vivir en paz, pero hay también los que aman la violencia
e insisten en la guerra, en intimidar al hermano con armas en la mano para
someterlo y arrebatarle lo que posee. En esta tierra migrantes y desplazados huyen
para salvar sus vidas. Otros, sumidos en la miseria, no pueden ir a buscar el
pan porque este mundo es ajeno para ellos y mendigan o buscan comida en los
basureros.
Tu Hijo nos habló de un
mundo donde el amor es causa de felicidad eterna. En esos parajes están los ángeles
y los que aprendieron a amar a sus semejantes y mediante el servicio ganaron un
lugar junto a Ti. Él nos demostró, desde su nacimiento, que este mundo es una
ilusión a la cual no debemos aferrarnos. Pasó por este mundo haciendo el bien y
por tal motivo fue despreciado, objeto de burlas y finalmente crucificado.
Con su muerte nos abrió
las puertas de la vida eterna. Él nos transformó de culpables en indultados, de
pecadores en hijos de Dios. Murió para “llevar muchos hijos a la gloria”. (Hebreos
2:10).
Señor, danos los dones
de tu Santo Espíritu para que podamos someternos a tu voluntad y haciendo el
bien vayamos hacia la patria celestial. Concédenos el privilegio de vivir en
paz y con una verdadera vivencia de la justicia social. Amén.
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