Oración del día


 

20 de enero de 2022

Padre nuestro:

 

Hoy te ofrezco una oración por la naturaleza. Te pido perdón porque somos crueles depredadores.  

 

Vengo de la montaña

donde el viento se refugia en días de sol. 

Son días difíciles para las hojas 

ante la mirada de la canícula.

A veces una rama se rebela

y menea su cansancio

con la gratitud de un gozque.

Veo el algarrobo doblegado

y acepto complacido su sombra.

 

Elevo una plegaria con la confianza

propia del silencio del páramo.

Sobre el lago azul danzan zopilotes

que merodean sobre los árboles.

Sobre el camino hacia el pueblo

los guijarros son un espejo

para el coqueteo de las lagartijas.

Abajo las casas parecen manchas de leche

que rompen la monotonía del valle. 

El río languidece, pero deja oír palabras

que modulan las piedras

que vaticinan su muerte prematura.

Pronto llegarán las primeras estrellas

Con sus luces iluminaré más plegarias

por los árboles que ofrendaron sus vidas entre llamas.

Allí donde murieron se levanta una cortina de humo.

A la media noche, tal como sucedió el día anterior,

las montañas se verán como galaxias de puntos rojos.

Las luciérnagas han silenciado sus flautas.

Tal vez huyeron para salvar sus cantos.

Bajo la luna entonaré salmos que atraigan lluvias.  

 

Señor, no cierres tus oídos

a mi canto de grillo moribundo.

Envíame una gota de agua para refrescar mi lengua.

No me eches de los atrios de tu templo

aunque manchada esté mi alma.

Déjame saltar de gozo al contemplar tu rostro.

 

Señor, aumenta las hojas de este algarrobo

que generoso me brinda su sombrero

y perdona mi indiferencia

ante el violento ataque

de la sierra indolente.

Amén.

Este poema y otros similares los encontrarán en el poemario La danza del relámpago, libro de mi autoría. A través de la poesía también podemos alabar a Dios.  Amazon distribuye mis libros.
    

 

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