Oración del día
Padre nuestro:
En este hermoso día
invoquemos a Dios para alabarlo. En el libro Deuteronomio 4:7 leemos: "En verdad, ¿qué nación hay tan
grande, cuyos dioses se acerquen a ella como lo hace para nosotros, siempre que
lo invocamos, Yavé, nuestro Dios?"
A lo largo del antiguo testamento en la historia de la
salvación Dios se manifiesta para guiar a su pueblo. Pero muchas veces es el
pueblo el que se rebela y no hace su voluntad. En el primer libro de Samuel (capítulo
7) piden al profeta un rey para que no sea Dios quien los dirija. En otros pasajes
lo abandonan para ir a otros dioses. Pero en el nuevo testamento Jesús se
ofrece como sacrificio expiatorio por el pecado de todos para llevarnos a la
vida eterna. En testimonio de su sacrificio instituye la Eucaristía. A través de
este sacramento entramos en comunión con Dios. "Mientras
comían, Jesús tomó pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus
discípulos, diciendo: «Tomen y coman; esto es mi cuerpo.» Después tomó una
copa, dio gracias y se la pasó diciendo: «Beban todos de ella: esto es mi
sangre, la sangre de la Alianza, que es derramada por una muchedumbre, para el
perdón de sus pecados." (Mateo 26:26-28). Esto indica que no debemos rechazar
el pan que Dios nos da porque si lo hacemos, moriremos. Hagamos la voluntad de
Dios y escuchemos sus palabras y esforcémonos en cumplir lo que nos dice.
Tengamos hoy como guía este versículo 6 del capítulo 4 del libro Deuteronomio: "Si las guardan y las practican, pasarán
por sabios e inteligentes a los ojos de los pueblos que tengan conocimiento de
todas estas leyes; y dirán: ¡Qué pueblo tan grande! Sólo él tiene sabiduría e
inteligencia.” Señor, danos el
privilegio de sentir tu presencia entre nosotros. Amén.
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