Oración del día

 

8 de enero de 2022

 Padre Celestial:

 Gracias por llamarnos a la existencia en este nuevo día. Ante tu presencia te alabamos. Danos sabiduría para meditar y comprender tu voluntad.

Hay hechos y circunstancias de las cuales es necesario huir si se desea cumplir la voluntad de Dios. Lamentablemente esos acontecimientos sobrevienen porque no acudimos a Dios. Porque no rechazamos la tentación que el mundo exterior nos propone. Ese mundo lo hemos creado nosotros con nuestras iniquidades e injusticias y sólo lo podemos vencer con mucha oración y ayuda de Dios.

Hay enemigos fuertes y encarnizados que debemos vencer. Son enemigos, que como el camaleón se saben camuflar para que no logremos advertir su presencia. El más temido de todos es el orgullo de espíritu: quiere ser visto como el mejor, considerado como el único, escuchado como el más amado. El segundo enemigo es nuestra propia carne que nos acosa para que la rodeemos de placeres sin importar si son buenos o malos. A ella sólo le interesa la satisfacción y esa satisfacción aumenta la fuerza del orgullo y disminuye nuestras reservas espirituales. El tercer enemigo es la suficiencia del conocimiento humano que nos inspira que todo lo podemos porque somos maravillosos e inteligentes y nuestros pensamientos no deben ser sometidos ni siquiera a la sospecha. De esa prepotencia vienen los malos juicios, la envidia, el odio y los deseos de vengarnos de aquellos que no apoyan nuestras equivocaciones.

¿Crees que esos enemigos no existen y que podrás llegar al Padre Celestial sin la ayuda de Jesucristo? Lee en el Evangelio como el Cordero de Dios acudía a la oración antes de actuar sobre el mundo. Jesús, nos enseñó el modelo de oración, en el cual nos señaló que debemos dirigirnos al "Padre nuestro que está en los cielos" (Mateo 6:9). Debemos suplicar en nuestras oraciones directamente al Padre y reconocer que recibimos la Gracia solamente por los méritos de Jesucristo (Juan 16:23). Si queremos vencer a nuestros enemigos tengamos presente que la oración debe ser la parte de nuestras vidas. La oración nos da la oportunidad de compartir con Dios nuestros problemas, victorias y necesidades.


A través de la oración suplicamos a Dios por nuestras necesidades personales. Jesús dijo: "Pedid y se os dará" (Mateo 7:7). La Escritura también dice: "No tenéis, porque no pedís" (Santiago 4:2). Pero además de pedir la victoria sobre nuestros enemigos Dios sabe que necesitamos alimento, ropa o casa para nuestra familia, sabiduría para tomar decisiones, salud para nuestros cuerpos enfermos, entonces el Espíritu de Dios nos dice que debemos confiar plenamente en Él. Todo cuanto pidamos a Dios Padre hagámoslo con la confianza que nos da su Hijo, Jesucristo, y por la intercesión de Él, esperemos recibir sus bendiciones. (Mateo 5:44; Efesios 6:18). Señor y Dios nuestro a ti clamamos porque te amamos y queremos cumplir tus preceptos: "Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces". (Jeremías 33:3). Amén.

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